Crista Clarividente

viernes, 13 de abril de 2012

Trampas que nos impiden ser felices 
De Santandreu, psicólogo.

Uno es víctima de sus pensamientos y sus creencias
"Como sociedad, debemos combatir cualquier tipo de pensamiento supersticioso, porque además son muy invasivos, sobre todo en el terreno emocional". En su opinión, cuanto más opulenta es la sociedad, más deseos tiene, y acaba por convertirlos en necesidades. Efectivamente, al igual que ahora es imprescindible tener coche y el último modelo de teléfono móvil, nos hemos creado la necesidad (irracional) de tener pareja sí o sí, o de sentirnos respetados por los demás. "Cada nueva necesidad es una nueva carga para el individuo", recuerda el psicólogo.
Pero si uno consigue liberarse y dejar de necesitar tantas cosas para ser feliz, le será mucho más sencillo llegar a ese estado. "Si te quitas tantas autoexigencias vas a vivir mucho más relajado, ¡verás qué descanso! Y además, podrás disfrutar mucho más de lo que ya posees",
En su opinión, quien quiera liberarse de esas creencias irracionales debe "hacer un esfuerzo por reeducar su mente y procurar ser lo más objetivo posible", desligándose del miedo. Por ejemplo, el psicólogo asegura que considerar la salud como algo indispensable para el bienestar emocional es uno de los dogmas "más ilógicos", pues, en definitiva, "tenemos la certeza de que la vamos a perder, ¿cómo podemos apegarnos tanto a ella?".

¿Crees que necesitas tener pareja para ser feliz? ¿Que si no eres nadie en la vida, profesionalmente hablando, te sentirás un fracasado? ¿Serías capaz de considerarte completo sin tener un piso en propiedad? ¿Ves imperdonable una infidelidad? ¿Consideras que la salud es lo primero? Pues, si de verdad quieres ser feliz, quítate todas esas ideas de la cabeza, porque no te van a ayudar.
Ésas son algunas de las creencias irracionales que tienen los españoles, necesidades creadas que, en lugar de eso, deberían ser preferencias. El psicólogo Rafael Santandreu asegura que las peores son "aquellas que afectan a las emociones", pues las convertimos en condición sine qua non para alcanzar la felicidad.
En su libro El arte de no amargarse la vida Santandreu enumera las diez creencias irracionales más comunes entre los españoles, aquellas autoexigencias que les impiden alcanzar la plenitud emocional, y las ordena empezando por la más extendida en la sociedad:
1 - Necesito tener a mi lado a alguien que me ame, de lo contrario, ¡qué vida más triste!
2 - Tengo que ser alguien en la vida, aprovechar bien mis cualidades y virtudes. De lo contrario, me sentiría fracasado.
3 - No puedo tolerar que le gente me menosprecie en público. Debo saber responder y defender mi imagen.
4 - Debo tener un piso en propiedad. De lo contrario, soy un maldito fracasado muerto de hambre.
5 - Tener buena salud es fundamental para ser feliz. Y lo más deseable es vivir mucho tiempo; cuanto más, mejor.
6 - Tengo que ayudar a mis familiares, padres, abuelos, hijos… Mi ayuda es fundamental para su felicidad.
7 - Si mi pareja me pone los cuernos, no puedo continuar con esa relación. La infidelidad es una cosa terrible que te destroza por dentro.
8 - Tengo que tener una vida emocionante. De lo contrario, mi vida será un aburrimiento y, de alguna forma, un desperdicio.
9 - Más siempre es mejor. El progreso siempre es bueno y consiste en tener más cosas, más oportunidades, más inteligencia…
10 - La soledad es muy mala. Los seres humanos necesitan tener a alguien cerca porque si no, son unos desgraciados.
"Son las neuras de la gente común, las más frecuentes entre mis pacientes y mis conocidos", explica. Son las necesidades "que nos hemos inventado" y que ahora condicionan nuestras vidas ya que sin ellas creemos que no seremos felices. "Se trata de preferencias y objetivos legítimos, pero no de condiciones indispensables para la felicidad", aclara el autor. Es decir, que la reflexión debería ser algo así como "preferiría tener una pareja, o un piso, pero no me es indispensable para sentirme bien".
Para conseguir pensar de esa forma lo primero que es necesario es identificar las creencias irracionales que cada cual mantiene porque "sostenerlas acaba pasando factura". "Si queremos cambiar, lo que hay que hacer es analizar nuestro diálogo interno, es decir, aquello que nos decimos acerca de lo que nos sucede".
La manera en que dialogamos con nuestro yo interior condiciona la forma en que nos sentimos y da forma a nuestros sentimientos. Está claro que no es lo mismo pensar "qué mala suerte tengo, no voy a poder superar que mi novia me haya dejado" que pensar "si lo nuestro no funcionaba, mejor que haya terminado cuanto antes, ahora voy a intentarrecuperarme".

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