Crista Clarividente

sábado, 10 de septiembre de 2011





Antes de empezar a trabajar con piedras deberíamos limpiarlas. Si nos las regala un amigo, le preguntaremos si la ha limpiado, sino lo ha hecho, también debemos hacerlo.



¿Por qué?



Muy sencillo. Desde que una piedra sale de la naturaleza hasta que llega a nuestras manos, ha recibido millones de energías diferentes. Gente que las ha observado en un negocio, la energía de quien las ha recogido, la energía de ese animal que uso esa piedra para hacer su madriguera, los cambios climáticos, el sol, la luna, la energía de odio e ira que le dio ese chico cuando se la tiró a otro chaval... son muchas las influencias que recibe el mineral en cuestión Si trabajásemos con estas piedras tal y como las recibimos, podría ser caótico y no servirnos para nada, o bien, conseguir todo lo contrario que queremos conseguir.



Una vez, un chamán me dijo una cosa muy curiosa cuando le pregunte como limpiar las piedras:



“Novato, ¿Crees que con un simple ritual, siendo un simple hombre, puedes limpiar las energías que la madre tierra ha tardado millones de años en dar a ese mineral?”



Y tenía razón, por muy potente que fuese nuestra energía, no es la de la madre tierra, así que lo único que podemos hacer es limpiar las influencias externas, esas energías que ha absorbido en los últimos tiempos, o días en esa tienda, nunca la energía con la que la ha cargado la Gran Madre, eso sería quitarle el alma…



Hay varios métodos, a continuación describo dos de ellos, el primero más simple que el segundo, pero ambos igual de eficaces. Tengo que resaltar que estos métodos no solo sirven para las limpiar y purificar los minerales, sino también para cualquier objeto que se precie.



METODO DEL AGUA CON SAL:



Lo que necesitaremos es:



-         Un cuenco con agua.

-         Tres pizcas de sal gorda (es recomendada, sino tenemos sal gorda usaremos sal normal).

-         Cualquier tipo de fuente de agua corriente (un río, el mar, el grifo de casa…).



Este ritual conviene hacerlo en un día de Luna Llena, así pues, puede formar parte de un ritual de Luna Llena si los celebramos.



Cogemos el cuenco, lo llenamos de agua, del río o del grifo, dependiendo de donde nos encontremos en ese momento, le echamos las tres pizcas de sal y removemos tres veces en sentido de las agujas de reloj con el dedo índice de nuestra mano de poder (derecha para los diestros, izquierda para los zurdos). A continuación colocamos las piedras que queramos limpiar en el cuenco, y lo dejamos toda la noche a la luz de la luna llena, de esta forma el agua con sal las limpiará y la luna llena las purificará.



Si vivimos cerca del mar, podemos usar en vez de agua con sal, agua marina, un agua incluso muchísimo más potente, pues como dice mi abuela, el agua del mar lo cura todo.



Después de toda la noche, cogemos el cuenco. No importa si le dan algunas horas el sol, pero sería conveniente quitarlas al amanecer o un par de horas después como mucho.



Ahora es el momento de usar el agua corriente. Si vamos a usar el agua marina o de un río, metemos el cuenco, sin quitarle el agua, en una red, de forma que podamos atarla a algún sitio, podamos meter el cuenco en el agua y ni se nos vayan las piedras ni el cacharro. Si no tenemos a nuestra disposición un río o el mar, como es mi caso, las dejamos debajo de un grifo abierto. Tendrán que permanecer allí de 10 a 20 minutos. Esta operación se hace para que el agua elimine los restos de sal “sucios” de las energías que queremos eliminar, de otra forma esos restos quedarían ahí e influenciarían en la piedra.



LIMPIEZA CON EL SOL:



Lo que necesitamos:



-         Un día soleado.



Quizás esta sea la técnica más simple. Colocamos las piedras de forma que les den los rayos de sol directamente. A través de una ventana no es conveniente, pues el vidrio impide que entren los rayos, solo entraría la luz. Las dejamos allí todo el día y las retiramos al atardecer. Algunas piedras quedarán limpias en una sesión, otras sin embargo necesitarán más tiempo. Para comprobar si la piedra se ha limpiado correctamente, la cogemos con nuestra mano receptiva, si la energía es serena y regular, la piedra está limpia, sino habrá que darle más sesiones hasta que la sintamos así. Es conveniente que todas las sesiones sean en días seguidos.



LIMPIEZA CON LA TIERRA:



Lo que necesitamos:



-         Un sitio para enterrar la piedra.



En esta lo que intervienen son los poderes de la tierra. Entierra la piedra en un sitio seguro y que no tenga mucha afluencia de gente durante aproximadamente una semana, luego sácala, límpiala y comprueba si se ha limpiado energéticamente correctamente, como en el método anterior. Si es así, ya está lista.



LIMPIEZA CON LOS CUATRO ELEMENTOS:



Lo que necesitamos:



-         Un cuenco de agua.

-         Una vela roja.

-         Una vara de incienso.

-         Un plato con tierra o con sal.



Este es el medio más complejo. Se suele usar cuando no tenemos a disposición los lugares adecuados para hacer el resto. ¿Por qué son más eficaces? No, simplemente porque nos lleva menos tiempo.



Preparamos una mesa o un altar. Colocamos la vasija con agua en el Oeste. Encendemos la vela y la colocamos en el Sur. Encendemos el incienso y lo colocamos en el Este y, para terminar, ponemos el cuenco con tierra en el Norte. En el medio de todo esto la piedra que queremos limpiar.



Cuando este todo listo, detenemos nuestra mente, nos dirigimos al norte, al plato con sal o tierra. Colocamos la piedra allí, la enterramos y decimos algo como:



“¡Te purifico con la tierra!”



Nos concentramos unos minutos mientras visualizamos como la tierra absorbe las energías que queremos limpiar de la piedra.



La sacas de ahí, la limpias un poco con la mano y la pasas sobre el humo del incienso, unas 9 veces, de derecha a izquierda, mientras dices:



“¡Te purifico con el aire!”



Observa como el humo pasa por la piedra, la atraviesa y se lleva las energías perturbadoras.



Luego pasas la piedra por la llama de la vela varias veces y rápidamente, para evitar quemarte, mientras dices:



“¡Te purifico con el fuego!”



Visualiza como el fuego quema las energías negativas de la piedra.



Para terminar colocas la piedra en el agua, y dices:



“¡Te purifico con el agua!”



Visualiza el agua lavándola.



Comprueba con la forma que he dicho anteriormente si la piedra esta limpia, sino lo está repite el ritual cuantas veces sea necesario. La piedra ya esta lista para ser usada.



Las frases que he dicho son simples pero eficaces. Puedes cambiar las palabras, hacer frases más complicadas. Recuerda que la magia está en ti, no en las palabras que pronuncias.
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