“La abuela”
Háblame de mi infancia abuela,
Quédate sentada al calor de esta hoguera,
Yo te echaré una manta sobre tus piernas,
Y una almohada que recoja tu espalda,
Estate cómoda para que oigas mi caminar,
Háblame despacio que se pararon las horas,
Aquí tienes al lado un vaso de agua,
Mis besos con caricias cuando te hagan falta,
Voy a cerrar con llave tus palabras,
En el arca de mi memoria,
No quiero que ningún canalla,
Robe la niña que deseo ser ahora,
Cuando de nuevo decida andar,
Saltando murallas alzadas,
Labrando los cimientos de mí historia.
Tu fuerza dará victoria a las empresas,
Y volveré a buscarte llena de riquezas,
Estarás conmigo y jamás te dejaré sola,
Háblame abuela cuando andaba a gatas,
Sigue cuando íbamos camino a estudiar,
Cuando la inocencia de mi brotaba,
Como agua bendita que brillara,
En los manantiales de pureza,
Porque abuela ahora ya soy otra,
Y he venido contigo a cambiar.
Con mi pañuelo seco tu lágrima,
Sonríe abuela mi mano está en la tuya,
Porqué me miras asustada?
Quiero ser la pequeña que amabas,
Despertar mañana con tu ternura,
Poniendo rosas a tu soledad,
Que florezcan con colores de alegría,
Permaneciendo en el rigor invernal,
Reírnos juntas asomadas en la ventana,
Oyendo música de jilgueros al despertar,
Sabiendo que tengo a una abuela,
Que me ama y que a mi lado está.
Abuela no te levantes de la silla,
Dime que no te quieres marchar,
Que he llegado tarde que no te importa,
El hacerme una herida más,
Que de mi vida voy contarte andanzas,
Porque ya no sé quién me pueda escuchar,
Abuela estoy como tu tan sola,
Vine aquí a desanclar las penas,
Pensé a tu lado llenarme de fuerzas,
Porque apenas puedo caminar,
De muchas bofetadas recibidas,
Por dejar navegar la inocencia,
Perdiese en cenizas que tragó la mar,
No tuve una mano extendida,
Que me supo rescatar,
Veo abuela que has subido a descansar,
Me quedo contando aquí mis penas,
Las paredes son las únicas que no se van.
Descansa bien, feliz sueño abuela,
Cuando se vayan a dormir las estrellas,
Tendrás mi beso en tu mejilla al despertar.
Háblame de mi infancia abuela,
Quédate sentada al calor de esta hoguera,
Yo te echaré una manta sobre tus piernas,
Y una almohada que recoja tu espalda,
Estate cómoda para que oigas mi caminar,
Háblame despacio que se pararon las horas,
Aquí tienes al lado un vaso de agua,
Mis besos con caricias cuando te hagan falta,
Voy a cerrar con llave tus palabras,
En el arca de mi memoria,
No quiero que ningún canalla,
Robe la niña que deseo ser ahora,
Cuando de nuevo decida andar,
Saltando murallas alzadas,
Labrando los cimientos de mí historia.
Tu fuerza dará victoria a las empresas,
Y volveré a buscarte llena de riquezas,
Estarás conmigo y jamás te dejaré sola,
Háblame abuela cuando andaba a gatas,
Sigue cuando íbamos camino a estudiar,
Cuando la inocencia de mi brotaba,
Como agua bendita que brillara,
En los manantiales de pureza,
Porque abuela ahora ya soy otra,
Y he venido contigo a cambiar.
Con mi pañuelo seco tu lágrima,
Sonríe abuela mi mano está en la tuya,
Porqué me miras asustada?
Quiero ser la pequeña que amabas,
Despertar mañana con tu ternura,
Poniendo rosas a tu soledad,
Que florezcan con colores de alegría,
Permaneciendo en el rigor invernal,
Reírnos juntas asomadas en la ventana,
Oyendo música de jilgueros al despertar,
Sabiendo que tengo a una abuela,
Que me ama y que a mi lado está.
Abuela no te levantes de la silla,
Dime que no te quieres marchar,
Que he llegado tarde que no te importa,
El hacerme una herida más,
Que de mi vida voy contarte andanzas,
Porque ya no sé quién me pueda escuchar,
Abuela estoy como tu tan sola,
Vine aquí a desanclar las penas,
Pensé a tu lado llenarme de fuerzas,
Porque apenas puedo caminar,
De muchas bofetadas recibidas,
Por dejar navegar la inocencia,
Perdiese en cenizas que tragó la mar,
No tuve una mano extendida,
Que me supo rescatar,
Veo abuela que has subido a descansar,
Me quedo contando aquí mis penas,
Las paredes son las únicas que no se van.
Descansa bien, feliz sueño abuela,
Cuando se vayan a dormir las estrellas,
Tendrás mi beso en tu mejilla al despertar.
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