Crista Clarividente

lunes, 25 de noviembre de 2013

La filosofía Tantra tiene 2 ramas principales: que en sánscrito se conocen como vama marga, o camino de la izqiuerda y dakshina marga o camino de la derecha.
Vama marga o camino de la izquierda combina la vida sexual con las prácticas de yoga con el propósito de explosionar los centros energéticos que están dormidos o en letargo.
Dakshina marga la vía de la derecha, es el camino de las prácticas de yoga o unión con uno mismo sin intervención sexual.
Hoy en día el camino de la izquierda es el más utilizado, aquel que usa la vida sexual para el desarrollo espiritual.
El punto de partida del Tantra es que el sexo puede ser usado como un medio para desarrollar la consciencia espiritual y así provocar una apertura en los centros energéticos más elevados o planos de consciencia.
El sexo nunca es denigrado o practicado de una manera "animal" o inconsciente, o por inercia, sino que se coloca donde debe estar, en su verdadero lugar, en un plano donde dos personas pueden perder su identidad personal que desaparece cuando se unen con la consciencia universal, la finalidad de toda verdadera meditación. Y ese camino y meta pueden realizarlo juntos.
El camino del Tantra sexual ha sido interpretado erróneamente, mal entendido se le tilda de permisivo, promiscuo, sexo fácil, orgía e indulgencia sexual.
Pero este, no es el caso. De hecho, de acuerdo a los escrituras de la filosofía tantra, la unión sexual es considerada como una práctica sexual reservada sólo a una clase muy especial de adeptos o aspirantes: el tipo heróico.
Sólo estos aspirantes tienen la dedicación y el control personal necesario para elevar la unión sexual más allá del plano de la pasión y la gratificación de los sentidos a un plano de verdadera práctica espiritual dedicada no al placer pasajero sino a la experiencia mutua de los dos aspirantes de un estado superior de consciencia.
El aspirante tiene que pasar un entrenamineto muy duro y extenso que abarca prácticas físicas, mentales y sexuales para purificarse y refinar sus sentidos y percepción sensorial. Tiene que ser capaz de conocer y adiestrar los sentidos para que estos se puedan convertir en herramientas para conseguir una consciencia superior y un estado meditativo.
Entre las prácticas podemos destacar el control de la respiración y los ejercicios que nos ayudan a ir más allá de la forma, de la consciencia corporal que provoca deseo carnal.
Durante mi época en la India practique los dos caminos.
Tengo que apuntar que son los dos igual de interesantes.
Cuando se transciende el deseo sexual por la meditación nos liberamos finalemente y encontramos la paz constante por el camino de la derecha. Superamos también el Tantra en pareja. Encontramos la unión final interior.



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