Crista Clarividente

miércoles, 25 de abril de 2012









Si el hombre hoy se balancea entre el dolor y la miseria, su mente es la responsable de esto. La felicidad y la pena, el afecto y la aversión, y los placeres que el hombre experimenta hoy surgen de su mente. Cuando la mente está entrenada para ver la unidad de toda la creación, no habrá perversiones de ninguna clase. En este mundo dual, lo que se consigue con el dolor es más que aquello que da la felicidad. Los santos y los sabios que se han hecho inmortales en la historia, aspiraban más a las dificultades que a la felicidad. El contento que surge de las aflicciones es más duradero. No debemos tener aversión al sufrimiento. No sólo deberíamos buscar la felicidad. Tenemos que desarrollar la ecuanimidad en ambos, la felicidad y el dolor. Esta es la verdadera señal de la sabiduría.

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