Crista Clarividente

domingo, 30 de diciembre de 2012


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En la India antigua, creían que todo lo que naciera en un momento determinado estaría caracterizado por las cualidades de ese momento. Con el transcurrir del tiempo, la estructura de la personalidad tiende a cambiar, desarrollándose de acuerdo con las legalidades internas, en cierto modo es ese proceso el que nosotros hoy llamamos “destino”, la fórmula sería: cualidad más tiempo, igual a destino. Al igual que la semilla, necesitamos tiempo para realizar el potencial del que estamos provistos de nacimiento. En la India antigua a la astrología se la llamaba “ciencia del tiempo”. Está basada en la filosofía de la reencarnación, es decir, la concepción de que el ser humano nace y renace varias veces y, que durante ese proceso se puede obtener Moksha, la liberación del alma a través de una especie de gracia de Dios, o unión con el principio divino. Para los hindúes, la ley del Karma  explica la aparente injusticia en el mundo. En la antigüedad, maestros como Parasara o Bhrigu, describían vidas anteriores mediante un horóscopo. La Astrología India no es de ninguna manera fatalista, y la astrología es precisamente el instrumento con el cual se puede llegar a conocer el destino y, con varias leyes mágicas es posible debilitar o fortalecer los efectos del Karma. La Ley del Karma no es nada más que una ley de la naturaleza y cualquier ley puede ser controlada por otra ley más elevada. Según los Hindúes, la Astrología es la lengua de Dios y que los efectos negativos de los planetas pueden ser eliminados hasta cierto grado, si los humanos adoramos los planetas. Nos dice que el creador Brahma ha rogado a los planetas que protejan a los humanos que los adoran. En occidente puede parecer una idolatría, pero es más fácil de entender, si se imagina a los planetas como medio de comunicación entre Dios y los hombres, y a Dios como una unidad con muchos aspectos diferente. Uno de los conceptos primordiales dentro de la Astrología  India es que el libre albedrío absoluto para crear, mantener y destruir está en Dios. El hombre está modestamente sometido a su destino. Por consiguiente, la clave para cambiar este destino o para practicar el libre albedrío radica en las relaciones que mantiene el ser humano con Dios. Para  saber qué signo somos en la Astrología Hindú, tendremos que restar aproximadamente  23’5 grados a nuestra posición del sol de la astrología tradicional, por lo cual la  mayoría de nosotros perteneceríamos al signo anterior. La diferencia que iguala a la astrología occidental con la Astrología Hindú se llama  Ayanamsha.

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