Yo, Tituba, la bruja negra de Salem, de la escritora Maryse Condé es una de esos textos que encanta al lector desde el comienzo mismo en que la prologuista se refiere a la violación de Abena, la madre de Tituba, por un blanco esclavista mientras viajaban en un buque negrero el Christ the King hacia la isla de barbados en medio de un círculo de marineros, mirones obscenos. (P. 37 Ediciones Casa de las Américas).
Uno de los cientos que cruzaron los océanos desde el lejano continente africano para diseminar por las Antillas y en suelos de América del Norte a miles de hombres y mujeres mutilados de sus familias y de lo más importante para ellos, su cultura.
La historia de Tituba es uno de los tantos relatos que pudieran contarse acerca de la trata negrera y los vejámenes sufridos por los negros a lo largo de la historia y tal vez "Yo, Tituba, la bruja negra de Salem": una novela impresionante
en la actualidad.
Es el recuento de la discriminación del blanco hacia el negros sólo que esta vez viene a la inversa pues se trata de la autobiografía de una negra que desde su nacimiento, y hasta su injusta muerte, sólo tuvo angustias, dolor e incomprensiones tanto por sus semejante como por los amos que le hicieron ver siempre el odio del hombre por el hombre máxime si el color de la piel, el rasgado de los ojos y la textura del pelo era diferente.
En Yo, Tituba, la bruja negra de Salem se recogen intensos episodios de amor hacia la humanidad de esta mujer huérfana y criada por una africana Man yaya, que le enseñó todo el conocimiento necesario acerca de la naturaleza, pues a pesar del rechazo que recibía constantemente de los blancos, también estaba ahí para curarle sus males y ayudarlos en sus desventuras.
Tituba es la expresión misma del desarraigo forzado de los negros. Ella nace en Barbados y por seguir el amor de su vida, el negro John Indio, se somete a la explotación y hasta viaja, a través del mar, hasta tierras tan lejanas y frías como Nueva Inglaterra para conocer allí la desventura de ser tratada como una bruja en aquel tortuoso proceso por el cual tantas vidas inocentes se perdieron y que la historia recoge como el proceso de las brujas de Salem.
También nos habla de su viaje de regreso al suelo natal.
Mediante un drama muy bien contado, la autora Maryse Condé narra también varios sub-tramas que permiten al lector acercarse a la tradición oral y a las costumbres de los habitantes del Caribe insular cuyas historias se entretejen en una simbiosis de culturas más que de razas.
Esta es un texto escrito desde la visión negra del dolor y quizás sea su mayor mérito. La invitación a su lectura queda hecha. Pero eso si. No me culpe luego de esa sensación de dulce angustia que deja en el pecho y el estómago cuando llegue al final de la historia.
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