Crista Clarividente

lunes, 18 de abril de 2011

Historia de las Alianzas de Boda

Hace unos 4800 años, La III dinastía del Antiguo Imperio egipcio fue la primera en utilizar un anillo para el dedo, pues para los egipcios, el círculo es carente de principio y de final, es asi que éste simbolo tradicional de una boda significa lo ilimitado (eternidad) y éste era, en cierto modo, el compromiso del matrimonio







Los anillos de oro eran los preferidos de los egipcios ricos, y más tarde de los romanos.
La mujer romana que ya estaba casada y que pertenecía a una clase media, en público exhibía con orgullo su aro de oro, mientras que cuando se encontraba en su hogar llevaba un anillo de hierro.
En cuanto a los diseños de los anillos, éste solía tener cierto significado en siglos anteriores, pues algunas alianzas romanas tenían una llave en miniatura soldada a ellas; ésta llave significaba de acuerdo con la ley romana, un contrato matrimonial en donde la esposa tenía derecho a la mitad de la fortuna de su marido, y podía cuando quisiera, apropiarse de un saco de grano, una pieza de tela de lino o cualquier otro bien que hubiera en el almacén de su casa.
La costumbre en Occidente de lucir el anillo nupcial en el “tercer” dedo (sin contar el pulgar), comenzó entre los griegos, y en base a su clasificación anatómica.
En el siglo III antes de Cristo, los médicos griegos creían que cierta vena, la “vena del amor”, iba desde el “tercer dedo” directamente al corazón, asi que haciendo alusión a esta vena, el tercer dedo se convirtió en el más apto para llevar un anillo que simbolizara precisamente un sentimiento en el que intervenía el corazón.
Los romanos imitando las tablas anatómicas griegas, adoptaron esta misma práctica, sólo que ellos decidieron con mayor exactitud qué dedo era el tercero, refiriéndose entonces al dedo contiguo al último.
Éste se convirtió también en el “dedo sanador” de los médicos romanos, el utilizado para remover mezclas de medicamentos, puesto que se suponía que la vena de este dedo llegaba hasta el corazón.
Por su parte los cristianos continuaron esta práctica, pero recorriendo los dedos de la mano hasta llegar a la vena del amor. El novio comenzaba colocando primero el anillo en la punta de dedo índice de la novia, al mismo tiempo que pronunciaba las palabras “en el nombre del Padre”, luego decía “del Hijo” al tiempo que trasladaba el anillo al dedo medio de su pareja y finalmente proclamaba “y el Espíritu Santo, amén”, pasando el anillo al tercer dedo. Esto se conocía como “fórmula trinitaria”.
En Oriente, donde consideraban que los anillos eran objetos meramente ornamentales y desprovistos, no importaba el dedo en donde se colocaran


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