Nunca supe decir adiós. El pañuelo del au revoir moja las lágrimas de un absurdo reencuentro.
Hace sol y el calor inunda y seca los recuerdos. Recién amanece y el mar nos brindará un nuevo amanecer de nostalgias pero esta vez de renovados sueños, sí, de ensueños.
No dejes de soñar... yo nunca sueño.
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