Contigo de nuevo columpiándome con espuma los tobillos, enroscándote y arremolinándote en mi piel ya caduca y siempre eterna de bañarse en ti. Otra vez cabalgo en tus olas dibujando los traviesos recuerdos de una infancia perdida.
Me golpeas las eternidades bajo un rugido en calma. Resaca de vida que arrastran tus mareas.
Hundo los pies en la arena de esperanzas nuevas, ahogando la nostalgia de tus besos, mientras el salitre dibuja mi aliento en tu sed.
Con la yema de los dedos quiero tocar y alcanzar esa línea que en el horizonte se perfila en infinitos, que difusos dividen mar y cielo, abismos, lánguidas lontananzas de un sueño etéreo. De tan inalcanzable, sólo mío. Y es entonces en ese vaivén oleáico donde renazco y cicatrizas mis llagas, vomitas mis miedos. Me engendras de algas, de plancton, de corales.
Aquí me besaste por primera vez y aquí, a tus pies, me postro y siempre regreso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario